El gravísimo problema de los
fraudes en el comercio electrónico no consigue sino perjudicar en términos
globales a todos en Internet. En la mayoría de las ocasiones, un fraude
que se produce por la avispada falta de ética de unos pocos termina
repercutiendo directamente sobre los comerciantes a los que no les salen
las cuentas y sobre los usuarios a los que les acaban complicando el proceso de
compra. Es un problema que se debe erradicar cuanto antes o al menos
combatir en todo momento para evitar
Los fraudes imaginativos son
los que más destacan. Datos falseados, utilización de sistemas de pago ajenos
(números de tarjetas visa robadas) y búsqueda de engaños diversos, sobre todo
en los sitios de subasta, son los que más se reproducen en el entorno de la red
actual.
Las tarjetas de crédito robadas son
una de las fuentes fundamentales de fraudes en Internet. Esta realidad está
presente en foros especializados donde se comparten tarjetas y códigos de
acceso para facturar compras de manera colectiva.
El control manual de las compras se
establece como una de las vías para evitar los fraudes en el comercio
electrónico. Por norma general, el uso fraudulento de sistemas de pago como las
tarjetas de crédito suele estar acompañado por datos aledaños a la compra
falsos (caso de direcciones, teléfonos de contacto, etc.). Un comprador puede
acceder dos veces a la misma tienda utilizando la misma tarjeta de crédito pero
aportando datos diferentes. El análisis de esta información puede prevenir
estafas.